miércoles, 17 de noviembre de 2010

(II) London, la City

"Henry bajó los peldaños del portal de la pensión y salió a las calles de la ciudad de London. Aquella ciudad distaba mucho de ser una ciudad corriente. Por alguna rareza que la ciencia no podrá explicar jamás, en aquellas estrechas calles convergían y contrastaban todos los resquicios del alma humana. Desde la más humilde pobreza del que mendiga en las aceras hasta la riqueza del más adinerado de los duques y barones en sus enormes casonas; desde la incultura más absurda del bufón de la esquina hasta la mayor genialidad tecnológica guardada en los talleres reales; desde la cobardía del que asesina por la espalda en la noche hasta el coraje y gallardía de los exploradores de Zululandia... Todos eran London, y London era todos ellos.

"Un enorme hormiguero con miles de hormiguitas moviéndose de un lugar para otro luchando por sobrevivir un día más."- Pensó Henry, mientras caminaba por la calle rumbo a Saint Patricks, donde tomaría el Vaporvía. El Vaporvía era una versión más ligera de la locomotora de vapor sobre raíles adaptada a las necesidades de la City: rapidez y robustez. De camino compró el periódico del día a un muchacho, le dio media libra de propina y ojeó los titulares: "Continúan las desapariciones en Fleet Street, el juez Turpin pide calma a la población".

El ingeniero continuó caminando hasta que la estrecha calle por la que había caminado (no sin chocarse un par de veces por mirar el diario más de la cuenta) se hubo convertido en una plaza redonda con una enorme estructura cilíndrica de metal en su centro rodeada de bancos. Esta estructura, similar a un andamiaje, envolvía un ascensor vapopropulsado en el que cabían unas veinte personas. Henry se acercó corriendo y logró entrar antes de que las puertas enrejadas de forja se cerraran tras él.

El cubículo se elevó con un fuerte acelerón, subió durante unos segundos y se detuvo con otra brusca frenada. Cuando las puertas se abrieron el ascensor se quedó vacío y sus ocupantes tomaron posiciones en el andén a la espera del Vaporvía. La estación de Saint Patricks se alzaba unos doce metros sobre el nivel del suelo, pero no era ni mucho menos la más alta. En las lodosas tierras de la rivera del Thames era más fácil construir hacia arriba que cavar túneles, por ello el Vaporvía recorría los cielos de la ciudad dejando una estela de humo negro a su paso. Henry contempló desde las alturas la ciudad en la que vivía y sintió un escalofrío..."
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Hola de nuevo a todos muchachos, he vuelto. Tras un año apenas recuerdo como iban a desarrollarse los acontecimientos en la historia de Henry Stampton así que tendremos que descubrirlo juntos. Además he aprovechado y le he dado un lavado de cara al blog.

Un saludo a todos.

2 comentarios:

Ali dijo...

Por fin de vuelta!! Espero que te animes a escribir más a menudo, que ya son muchos años sin disfrutar de tu prosa en el Eco :P

Para cuando un nuevo capítulo de las aventuras de Henry?

SUERTE Y ÁNIMO!!;)

Roendal dijo...

Las teorías más extendidas opinan que haciendo la media entre el número de entradas y el tiempo entre ellas es lo que tendrás que esperar.

Es decir, unos 110 días para volver a saber de Henry.

Esperamos que sean bastantes menos ;)

Ánimo!